Los tubos de recolección de sangre pueden contener sustancias agregadas para ayudar a preservar el procesado en el laboratorio clínico. Utilizar un tubo equivocado puede provocar que la muestra de sangre no pueda ser usada para el análisis.
Las sustancias pueden ser anticoagulantes (EDTA, citrato de sodio, heparina) o un gel con densidades intermedias entre las células sanguíneas y el plasma sanguíneo.